Puy du Fou es otra historia
Carrera de cuádrigas en el circo romano. Reportaje gráfico de Ana Pérez Herrera (pinchar en las fotografías) |
Ana, Javier y Nuria no paran de mirar sus teléfonos móviles. Sonríen, a veces a carcajadas. En sus dispositivos electrónicos han grabado dos días intensos en el parque de espectáculos Puy du Fou, a 80 kilómetros al sureste de Nantes, que adquiere su nombre del castillo que hay dentro de su recinto. Ana, Javier y Nuria -a partir de ahora, el trío Taleguita- han cumplido dos objetivos: por un lado, divertirse en un parque muy diferente al que uno puede encontrar en España; por otro, saludar también a Beatriz, una toledana salerosa y risueña que trabaja como bailarina en «Le Denier Panache», uno de los grandiosos espectáculos de Puy du Fou.
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Los Vikingos, puro espectáculo |
Beatriz, tercera por la izquierda, en Los Vikingos |
Yo les he acompañado en esta aventura. ¿Por qué? Por curiosidad. Desde que escuché que Puy du Fou quería abrir un parque sobre la historia de España en la ciudad de Toledo, tuve ganas de comprobar con mis propios ojos -quizá, por deformación profesional- qué se escondía detrás de esas tres palabras, que yo interioricé como «puturrú».
Los Vikingos |
De este viaje, lo único malo ha sido la experiencia con la compañía aérea. Viajo habitualmente con diferentes empresas, siempre la más barata según el destino, y era la primera vez que usaba Volotea (sí, es española, con su sede central en Castrillón, Asturias, aunque a muchos el nombre les recuerde más a la canción «Galilea» de Sergio Dalma).
La invasión de los vikingos. Entre ellos está el toledano Manuel |
Un león en la representación romana |
El trío Taleguita con Beatriz y el autor de este blog |
Los caballeros de la mesa redonda en plena sacudida |
Para este viaje, y por una cuestión económica, nos alojamos en un apartamento coqueto en Saint-Laurent-sur-Sèvre, una pequeña población a 10 kilómetros de Puy de Fou en la que vive Beatriz, la risueña bailarina. Para llegar allí, desde España habíamos contratado un coche, que recogimos en el mismo aeropuerto de Nantes sin ningún contratiempo. Aviso para navegantes: es imprescindible un vehículo a motor para llegar al parque, porque no hay un buen transporte público que comunique el aeropuerto de Nantes, el más cercano, con Puy de Fou.
Extracción de la espada clavada en la roca. Los Caballeros de la Mesa Redonda |
Andar. Este verbo aprenderás a conjugarlo perfectamente en Puy du Fou, porque el recinto hay que recorrerlo a pie (por tanto, calzado cómodo, nada de tacones). Las personas en silla de ruedas son también bienvenidas, puesto que todas las actividades, excepto una, están adaptadas para personas con movilidad reducida.
La música acompaña este espectáculo de rapaces |
Hay muchas sorpresas en la actuación de las aves |
El hecho de que el recinto esté alejado del mundanal ruido no es un problema para los visitantes. Porque hasta allí la gente llega en sus coches por carreteras secundarias. Si bien el público se acerca en ingentes cantidades en días de alta ocupación (18.000 personas el sábado que yo estuve), la superficie de las instalaciones es tal que, al menos en mi caso, no tienes la sensación de agobio dentro de un parque muy limpio. Por no ver, no vi ni colillas de cigarrillos por los suelos de tierra ni las papeleras estaban llenas de desperdicios (el personal de limpieza debía de ir camuflado, porque no vi a ningún sospechoso). Y me llamó la atención cómo los trabajadores se agachaban disimuladamente para recoger un papel que encontraban en el suelo y lo llevaban en sus manos hasta depositarlo en una papelera.
Las aves te pasan muy cerca, pero no hay peligro |
Entré preguntándome por qué un recinto como éste tenía tanto éxito en Francia. La respuesta la obtuve en media hora. Al salir del primer espectáculo, Los Mosqueteros de Richelieu (Mousquetaire de Richelieu), resolví la cuestión. En mi vida había visto un escenario cubierto como el del teatro donde se representa; que lo llenan de agua, como te lo digo, y por donde cabalgan -sí, cabalgan- caballos lusitanos, que luego se fusionan con bailarinas en un bello espectáculo en el que se recrea la plaza de un pueblo. Deslumbrante.
Bailando al son de la música |
Luego vinieron Los Vikingos (Les Vikings) en un lago de donde emerge una embarcación y al que llega otra bajando por una ladera con varios guerreros dentro de ella. Veintiséis minutos de carreras, explosiones y magia. Simplemente, espectacular. Aunque los franceses no son de aplaudir mucho. Pero allí estábamos los cuatro españoles como una gran hinchada. Beatriz y Manuel, otro toledano que participa en esta representación, dan fe de ello.
Descansando |
Los impresionantes efectos especiales en Los Caballeros de la Tabla Redonda (Les Chevaliers de la Table Ronde) nos marcaron del mismo modo, al igual que la novedad de 2018, El misterio de La Pérouse (Le Mystere de La Perouse), que se desarrolla dentro de una embarcación en la que, incluso, te cae agua en medio de una tormenta o sientes el frío cuando atraviesas una zona de icebergs.
Fauna y flora dentro del parque |
El secreto de la lanza. La muralla guarda una sorpressa |
En cuanto al agua potable del grifo, sin olor ni sabor, puedes recargar tranquilamente en los numerosos baños distribuidos por este grandioso parque, en el que hay varias zonas con vegetación para sentarte a degustar tu propia comida.
La torre se mueve en El secreto de la lanza |
Asimismo, disfrutamos de lo lindo con El Secreto de la Lanza (Le Secret de la Lance). Se trata de un montaje al aire libre con caballeros a caballo y una dama que tiene poderes, en el que desaparece una gran muralla de 60 metros de longitud por 8 de altura y una torre gira sobre sí misma. La música, majestuosa, es del español Carlos Nuñez.
Nuria medita |
Cuando menos te lo esperas, te cruzas con personal de los servicios sanitarios del parque, que van a pie equipados con mochilas, lo que les permite atender a un usuario indispuesto en menos de dos minutos (fui testigo de ello). Y hasta Nuria se quedó prendada al ver a Nicolas Bézie, un simpático, gentil y amable joven de ojos azules que trabaja en Puy du Fou desde su etapa de estudiante, y al que conoce Aroa, una recepcionista que te habla igual de rápido en español que en francés. Esta toledana, de Los Yébenes, es compañera de trabajo y de piso de Beatriz.
Luego está «Le Signe du Triomphe», otro espectáculo que me dejó sin palabras. Parecía que estaba en una película de romanos de 42 minutos de duración. Luchas de gladiadores y carreras de cuádrigas en un circo inaugurado en 2001, con una capacidad para unos 6.500 espectadores y con un velum para dar sombra al público. Un sentimiento indescriptible. De haberme seleccionado para hacer de extra (minutos antes de comenzar la función, solicitan voluntarios que sepan hablar francés), habría sido la guinda.
Les Orgues de Feu |
La actuación, con un extraordinario despliegue de luz y sonido en el que también se usan drones e impactantes efectos especiales, se lleva a cabo en un impresionante lago con el castillo de Puy du Fou al fondo. Los 14.000 espectadores que en cada función se sientan a verlo los viernes y sábados desde junio hasta septiembre no saben a dónde mirar porque lo que ocurre delante de ellos es soberbio, impactante. No me extraña que las entradas (a 27 euros cada una) de las primeras funciones se agoten en un abrir y cerrar de ojos.
Cinéscénie |
Y por tener, el parque tiene desde 1998 hasta su propia escuela de formación técnica y artística (La Académie Junior), con 30 disciplinas y unos 600 alumnos (puyfolais los llaman) cada año. «Es un semillero de talentos -dicen allí-. Los mejores tomarán el relevo de los artistas y técnicos de Puy du Fou», como Beatriz, Manuel o Aroa.
A más ver, Beatriz. Te espero en Toledo.
Ojalá pronto podamos disfrutar de estas experiencias en Toledo.
ResponderEliminarVoy a empezar a encender velas, María Luisa, para que tu deseo se cumpla
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