El Toledo de Eleanor Williams




Vista panorámica de Toledo desde el Valle. Fotografía: Eleanor Williams

Aunque nacido en mi querida Talavera de la Reina, conocida mundialmente por su cerámica maravillosa, me vas a permitir que te presente la ciudad donde vivo desde hace treinta años. Toledo, ciudad patrimonio de la humanidad, debes tenerla siempre en tu agenda si quieres perderte por un casco viejo cautivador. Eso sí, siempre con un calzado muy cómodo, ya que la zona histórica te puede dejar exhausto por el esfuerzo físico y por tanta belleza.

Torre de la catedral desde
la plaza del Ayuntamiento 
Me encanta enseñar la zona antigua a amigos y conocidos, subir y bajar sus cuestas, sobre todo de noche, cuando la tenue luz artificial dibuja una atmósfera que te invita a perderte por sus calles. También puedes contratar alguna de las empresas que se dedican a enseñar los recoletos y tortuosos callejones mientras sus guías cuentan leyendas (deja volar tu imaginación).

Pasear por los cobertizos y la zona de la judería, por ejemplo, son unas experiencias increíbles cuando cae el sol. Llegar a la plaza del Ayuntamiento de noche y contemplar la catedral iluminada es una imagen muy difícil de encontrar en otras ciudades de España y de Europa, salvo honrosas excepciones (lo digo con conocimiento de causa). Al igual que admirar su alcázar, de cerca y de lejos, imponente de noche igualmente.

De día, sube al torreón de esta fortaleza donde se encuentra la Biblioteca de Castilla-La Mancha para admirar la fabulosa vista panorámica desde su bar. Una visita imprescindible. Y no te vayas de la ciudad sin hacer una fotografía de la catedral primada desde la plaza del Ayuntamiento, concretamente desde una cuesta que te conduce a la entrada del consistorio.

Alcázar desde la
plaza de Zocodover
Volvemos al alcázar. Desde el bar de la Biblioteca de Castilla-La Mancha contemplarás el río Tajo y, seguramente, tendrás la tentación de ir a la otra parte, lo que en la ciudad se conoce como el Valle. Ve, no te arrepentirás. Se trata de un espacio natural donde hay diseminados varios cigarrales (casas de campo) y unos cuantos hoteles. Entre ellos, destaca el parador nacional de turismo por sus habitaciones, por su cocina y por sus terroríficas vistas sobre la ciudad que te dejarán sin palabras, atónito, alucinado, hipnotizado.

Mi amiga británica Eleanor Williams es una enamorada de ese lugar, al que se acerca cuando viene a Toledo de visita. Lo mismo le sucede a mi estimado Ismael, toledano que vive en Cambridge (Reino Unido), donde las cuestas brillan por su ausencia. Por eso, correr por el Valle en un día soleado a Ismael le da la vida.

Podrás ir hasta ese pareje de monte bajo en un autobús urbano o en el tren turístico, ambos con salida en la plaza de Zocodover. También puedes llegar en un autobús turístico de color rojo, en taxi y, por supuesto, andando. El paseo es muy agradable, pregunta en las oficinas de turismo (aunque ten muy en cuenta que todo lo que bajes tendrás que subirlo después).

Por todo esto, y algunas cosas más (varias), la ciudad de Toledo merece ser contemplada durante al menos dos noches. Es lo que sugiero. Quedarse a dormir en algún hotel u hostal intramuros (como el hostal Puerta de Bisagra -hay que subir la cuesta hasta Zocodover-, La Posada de Manolo o la hospedería Casa de Cisneros, ambos al ladito de la catedral), y comer en bares y restaurantes, que los hay para todos los gustos y precios en el caso viejo.

Estatua de Cervantes junto al Arco de la Sangre
Propongo, porque soy cliente habitual, el restaurante-cafetería Yoguis (plaza de Santiago de Caballeros, junto al museo de Santa Cruz), donde puedes disfrutar de comida casera con un menú de dos platos, postre y una bebida por once euros, tanto dentro como fuera, en su terraza. Cuando voy a comer en verano estoy abonado a su gazpacho con tropezones. Y en invierno no hay quien me saque de su reparadora sopa castellana y de sus sensacionales albóndigas, que esperan, pacientemente, la declaración de patrimonio de la humanidad, como reclama a los cuatro vientos mi admirado compañero de profesión Pepe Melero.

Por supuesto, no te puedes ir de este modesto local, que solo admite pago en efectivo, sin probar su estupenda tortilla de patata, buque insignia de su cocina, y debes conocer a su autor, Pepe. Es un "must", como dicen los ingleses. Y no dejes sobre el plato la tapita que Álvaro o Laura, los hijos de Pepe, te ponen con cada consumición en barra (pide su deliciosa tortilla, no lo olvides). ¡Para no perdérselo!

Muy cerca de allí, junto a las escaleras del Arco de la Sangre, te puedes fotografiar con una estatua de Cervantes, a la que le tengo un especial afecto, ya que siempre me recuerda a mi añorado José Rosell Villasevil, ya fallecido y un enamorado de la obra del genial autor de Alcalá de Henares. Rosell fue un tipo educado, encantador, dicharachero, cultivado...

Buffet del restaurante del
Eurostars Palacio de Buenavista
Otro restaurante que recomiendo encarecidamente es el Comes (calle Sierpes, 4), donde su personal, encabezado por Ramón y Sergio, derrocha amabilidad. El menú es muy elaborado a un precio económico, con bebida incluida, que sube unos euros los fines de semana y festivos. Además, ofrecen pizzas caseras hechas en su horno y comida sin gluten, muy importante para los celiacos.

No dejes de tomar café en este acogedor local, que también tiene terraza, porque está elaborado con mucho cariño. Y que no te sorprenda, cuando recibas la cuenta, la advertencia en letras muy grandes: "¡Atención al salir! Cuidado con la altura de la puerta". Tu cabeza está en juego. Te lo digo por experiencia.

En el mismo callejón donde el Comes tiene su terraza está otro restaurante de comida casera, La Otra Bóveda. Un lugar aconsejable para comer (o cenar) barato y al fresquito, sobre todo en verano. Pide un buen plato de venao o migas de pastor.

Torre de la catedral desde
la calle del Comercio
Pero si lo que me pide el cuerpo es probar un delicioso costillar con salsa de higos, por ejemplo, entonces voy al restaurante Tornerías (calle Tornerías, 5), junto al coqueto Teatro de Rojas. La cocina de ese local te ofrece un menú por quince euros, a elegir entre varios primeros y segundos, postre y bebida incluida.

A 450 metros del Tornerías (5 minutos caminando), se encuentra el restaurante Cuevas-Palacios (Plaza de las Tendillas,1), donde de lunes a viernes podrás comer desde 7,95 euros un menú compuesto por un primero, un segundo, un postre o café, y una bebida. El lugar es muy bonito y lo visito con cierta frecuencia porque la comida casera está muy bien y el personal es, además, muy agradable. Los fines de semana, hay un menú de dos platos, postre y bebida por 12,95, y otro por 10 euros compuesto de cuatro tapas y una bebida

Pero si lo que quieres es probar cervezas no comerciales, un sitio que te sugiero es Alquimia, en el Polígono Industrial Santa María de Benquerencia En este singular establecimiento podrás probar numerosas referencias de distintas partes del mundo. Incluso puedes participar en una cata, al precio de diez euros por persona, que se celebra los jueves. Te incluye la degustación de cinco cervezas y otros tantos pinchos elaborados, siguiendo las explicaciones de Rubén Juárez Cádiz.

Ahora bien, en el caso de que quieras glamur, además del parador nacional de turismo te aconsejo otra alternativa maravillosa. El bello hotel Eurostars Palacio de Buenavista (calle de los Concilios, 1), en las afueras de la ciudad por la carretera de Ávila. Establecimiento de cinco estrellas, ofrece un soberbio menú por 21 euros de lunes a viernes, excepto festivos (un entrante, un primero, un segundo, un postre y una bebida), en un precioso salón. Los fines de semana y festivos, soy fijo cada dos domingos en su bufé por 28 euros (agua y café incluido), contemplando su espectacular cúpula acristalada. Un lugar formidable con el que se podría hacer una cierta analogía con el casco histórico de Toledo. Ven y compruébalo.


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