Lanzarote: las manos de Manuel

Las hierbas secas que Manuel acababa
de colocar para que prendieran

Uno toca sus manos pétreas y se queda sin palabras. Grandes, callosas, ásperas, secas, maduras, aviejadas. Son las manos de Manuel, que coge sin inmutarse un buen puñado de pequeñas piedras calentadas por la tierra para repartirlas entre los visitantes. Algunos no pueden aguantar y las sueltan inmediatamente. Otros soportan la temperatura mientras Manuel, mi tocayo, sonríe. 'Son 16 años haciendo esto', me cuenta el empleado poco después de realizar la enésima demostración de cómo el calor terrenal en una zona de volcanes prende en segundos una mata de hierbajos secos. "¿Cuántas veces lo repite al día?". "No llevo la cuenta", responde con una sonrisa mientras los rayos del sol, nublado por la calima, atizan su cara.

Entrada al Jardín de Cactus
La escena sucede en Lanzarote, en el Parque Nacional de Timanfaya, "lo más parecido a Marte", según nos habían dicho durante una visita a la Cueva de los Verdes el día antes. Ciertamente, no he estado en el segundo planeta más pequeño del sistema solar -todo se andará-, pero me hago a la idea: mi imaginación puede ser infinita, como el universo. 

Me acuerdo entonces de Beatriz Sánchez-Cano, una brillante científica de Mora (Toledo) que lleva más de una década escudriñando Marte y a la que entrevisté hace dos años. "Investigo cómo la alta atmósfera de este planeta se está perdiendo en el espacio, donde se forman mecanismos como las auroras, que en Marte son diferentes que en la Tierra -explicó entonces-. No tiene campo magnético y la atmósfera, básicamente, se pierde en el espacio. Me dedico a entender esto, el porqué está pasando en Marte y no en la Tierra, para comparar y ver si podemos evitar que eso pase en nuestro planeta, aunque todavía no son estudios concluyentes".

Terraza del centro sociocultural de Teguise

Le digo a Manuel, el de las manos curtidas, que visité el parque por primera vez hace casi 25 años. "Entonces estaría en la cocina", suelta tras unas gafas oscuras que parapetan su rostro, castigado por el sol como sus manos están atizadas duramente por el calor de la tierra.

Las Montañas de Fuego forman parte del Parque Nacional de Timanfaya, una zona en la que hubo erupciones volcánicas entre 1730 y 1736. Es un lugar mágico que me teletransporta a la película de Matt Damon. Recorrer el parque en autobús me relaja y suelta mi imaginación. Cuando llegamos al 'valle de la tranquilidad', espero que el astronauta Mark Watney, el protagonista de 'Marte', me salude en cualquier momento. El autobús hace una breve parada y el tiempo se detiene. Es un momento indescriptible.

Paquito, en el Jardín de Cactus

Lugares así me despiertan mi vena cinéfila de pacotilla. Por eso voy a proponer una sugerencia a mi colega Roberto Lancha: si no lo ha hecho ya, que dedique uno de los programas de 'Estamos de cine' a películas que hayan tenido el hostil planeta rojo como escenario. Seguro que alucinaré, como me sucede a menudo cuando lo escucho.

Supongo que te preguntarás por qué he visitado Lanzarote un fin de semana de febrero. Casualidad, en una palabra. Mis vecinos Benito y Mari Paz nos comentaron, meses atrás, que volarían a la isla por 66 euros ida y vuelta cada uno. Somos muy fáciles de convencer cuando hay gangas, y nos apuntamos. Después de cuadrar agendas, mi mujer y yo pagamos 80 pavos por cada uno para un viaje que ya realizamos por primera vez desde Madrid hace casi 25 años. Fue parte de nuestra luna de miel a Canarias -nos casamos el mismo día que Urdangarín y Cristina de Borbón- cuando se llevaba entonces salir de España para visitar, por ejemplo, Tailandia.

'El Pollo de Arrecife'

Con los pies en Lanzarote, que es un oasis para los ciclistas, se reciben los primeros mensajes. "Ya me dirás dónde sacas los vuelos baratos", me escribe un policía al ver en mi estado de WhatsApp fotografías de mi estancia poco después de llegar a la isla. Es una cuestión que me plantean a menudo y que siempre resuelvo con una contestación parecida a la que suelto al simpático agente. "Experiencia, chaval".

Pero volvamos a nuestro viaje. Benito y Mari Paz se hospedarán nueve noches en el mismo apartahotel de Costa Teguise donde nosotros hemos pernoctados tres: el Club Siroco, solamente para adultos. Eso sí, han sido cuatro días muy bien aprovechados acompañados por una pareja de vecinos, viajeros empedernidos, que conocen más de medio mundo. Su listado de países visitados es más largo que un rollo de papel de cocina. Y es una agradable experiencia recorrer lugares con ellos por la sabiduría que atesoran.

Cueva de los Verdes
Porque rollo es lo que tiene Benito, que es algo así como una guía Michelín humana, que siempre conoce lugares culinarios con una relación calidad-precio extraordinaria. Es muy difícil que no acierte cuando te recomienda un sitio. Palabrita de 'Manolo aventuras'. Atinó, por ejemplo, en la primera parada para llenar el buche: 'El bocadito', a 850 metros del apartahotel. Es una taberna bellamente decorada, con unos platos elaborados y contundentes, donde el ambiente te invita a charlar sin prisas mientras la brisa te acuna el rostro.

Porque Mari Paz y Benito, antiguo visitador médico de Bayer, no paran de contar anécdotas. Ella proviene además de una familia de boticarios, músicos y científicos, en la que su hermano Antonio trabajó con Severo Ochoa en Nueva York durante años.

Parque Nacional de Timanfaya
Es una delicia escucharlos porque el matrimonio tiene una cualidad común: hablan despacio y, cuando menos lo esperas, te sueltan un chascarrillo que te abre la sonrisa. Cuentan anécdotas de su pueblo, Añover de Tajo, aunque a menudo les digo que se lo inventan, porque no puede ser que sus historias sean tan redondas. Ellos, entre risas, lo niegan; y yo, ingenuo, me lo creo.

Compartimos coche los cuatro días que hemos permanecido en la isla. Alquilamos el vehículo en Autoreisen, una compañía que conozco desde hace muchos años y que no defrauda. Con el automóvil, de una categoría superior a la contratada por internet, nos hemos movido como Pedro por su casa; en parte, ha sido gracias a la aplicación Waze, que nos ha servido de mucha ayuda y de la que Benito ya me había hablado.

Parque Nacional de Timafaya

Aunque Lanzarote no es muy grande, sí está llena de contrastes: tierras infértiles, otras ricas en vinos (La Geria), con historias de piratas y corsarios, pero donde la calima te puede fastidiar unos días de descanso y de playa, donde la temperatura del agua ronda los 20 grados. Pero todo es acostumbrarse, y más cuando estás de vacaciones.

Compramos un bono de cuatro centros por menos de 30 euros, y con el que hemos podido volver a lugares bellísimos que debes visitar al menos una vez en tu vida: los Jameos del Agua, la Cueva de los Verdes y, por supuesto, Timanfaya. Nosotros añadimos el Jardín de Cactus, por el que también pasamos hace casi 25 años, pero en el que no entramos porque íbamos con una excursión guiada que no hizo una parada.

Monumento al campesiono

Poco te quiero contar de esos lugares, ya que este cuaderno de viajes recoge sensaciones y personajes. No es una guía de monumentos y prefiero que los descubras por ti mismo. Sólo te adelanto que tengas cuidado: en los Jameos del Agua, que debe su nombre a su lago interior, viven unos pequeñitos cangrejitos blancos y ciegos,  y donde puedes sufrir el síndrome de Stendhal, muy utilizado en esta bitácora. En la cercana Cueva de los Verdes, cuyo nombre procede de unos antiguos pastores, te darás de bruces con un fantasma. Allí te desvelarán también un secreto que te dejará atolondrado en una cavidad volcánica que transmite magnetismo, además de un lugar con una acústica extraordinaria para escuchar música al piano. Por último, del parque nacional ya te he hablado de las manos de Manuel y del paisaje marciano, con lo que te lo dejo en bandeja para que mires vuelos y compres un billete de ida y, supongo, también de vuelta.

Llave y cerrojo de la puerta
principal del castillo de san Gabriel

Me precio de recoger, en estos apuntes a vuelapluma, personajes que son singulares para mí. En esta aventura, me ha dejado un enorme poso Dragana, un chica serbia que está al frente del grupo de camareros en el restaurante El Maestro, en Costa Teguise. Ella es la historia viva de alguien que ha luchado por abrirse un hueco en la vida, de combatir contra empresarios que se aprovecharon de su condición de extranjera y de pelear también por llegar a la cima de un sueño, para el que contó con la ayuda de un hermano amigo de Darko Kovacevic, un conocido futbolista serbio de la Real Sociedad.

También te dejo constancia de Cori, una simpática camarera a la que su acento italiano delata. Prepara un delicioso barraquito, una bebida dulce de café típica canaria, que bien puede ser el epílogo a una comida opípara en el bar Casa Juan en Uga, apenas 1000 habitantes y a un tiro de piedra volcánica de Timafaya. A este modesto restaurante de pueblo llegamos gracias a Benito, por supuesto. Comimos como en casa, bien cocinado y abundante, aunque siempre encontrarás en internet opiniones para todos los gustos. 'Odiadores' lo llaman ahora; yo, sin embargo, digo siempre que hay gente que viaja poco y sentencia mucho.

Siempre te puedes encontrar sujetos que se saltan
las normas, como éstos en Los Hervideros 

En Arrieta harás migas rápidamente con Ricardo, el dueño del restaurante 'El Charcón', donde puedes comerte una parrillada de pescado de aúpa mientras contemplas el mar. Ricardo es un tipo orondo y carismático, con el que congeniarás en pocos minutos. Agradecí llegar a su establecimiento por casualidad, como suele suceder en estas cosas. Benito había propuesto dos sitios para comer, 'El Pasito' y 'El Pisquito', pero estaban hasta arriba de gente. Y, callejeando con el coche, nos topamos  con 'El Charcón'. Todo un descubrimiento. 

Como La Geria, un singular paisaje volcánico, que se caracteriza por la plantación de viñedos, principalmente de la uva tipo Malvasía (Denominación de Origen Lanzarote). Al atravesarla, puedes hacer un alto en el camino en la bodega Rubicón, donde descubrirás una sala de catas decorada de una manera curiosa y la zona de las barricas. También podrás charlar con Rosa, que nos vendió por diez euros un extraordinario vino con el que brindamos en el apartahotel la noche antes de partir de vuelta a Madrid. Un magnífico colofón, acompañado con queso de la tierra, para decir un 'hasta la próxima' a una tierra donde uno se ha sentido apreciado. [Ahora saldrá quien diga que, como eres turistas, te tratan así de bien].

Entrada a los Jameos del Agua

Camino del aeropuerto, hicimos una parada en Arrecife, la capital. "Sugerencia: vayan al castillo de san Gabriel", había enviado en un wasap Héctor Milena, autor del libro 'Palabras en el tiempo'. Y seguimos su consejo. Como aquel que dice, abrimos la puerta de la fortaleza, que tiene su llave de dos kilos para fotografiarse con ella. Antes de iniciar un interesante recorrido por sus dos plantas y la terraza, te saludarán Manfred y Adrián, guías del castillo, donde unos ladrones protagonizaron recientemente un robo de película, a través de una claraboya, para llevarse un pobre botín.

Manfred, nacido en Alemania en 1970, llegó a Lanzarote procedente de Düsseldorf con 7 primaveras; Adrián, de Ribadeo (Lugo), aterrizó con un añito en la isla, donde ya era muy popular Heraclio Niz Mesa, apodado 'el Pollo de Arrecife'. Fue un conocido luchador, apareció en más de veinte películas y llegó a ser jefe de la Policía local de la capital lanzaroteña, donde el 29 de julio de 2017 levantaron una estatua como homenaje a un tipo singular, querido y simpático. Quizá a Manuel, el de las manos grandes, ásperas, secas, maduras, aviejadas y curtidas, le coloquen también una placa en Timanfaya cuando se jubile. 
































Comentarios

  1. Un gusto compartir estos lugares y emociones tiempo después. Un gusto leerte siempre.

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