Siempre está bien mirar pa Cuenca
El puente de san Pablo al fondo |
Ahora hemos regresado a esas calles empedradas gracias a los periodistas Ana Molina y Rodrigo Muñoz. Con estos compañeros de profesión en el ente público de la radio y televisión de Castilla-La Mancha, pasamos un entretenido fin de semana subiendo y bajando cuestas por su bello y apretado casco antiguo, que es abrazado por los serpenteantes ríos Huécar y Júcar. Pero no sólo hicimos kilómetros por la ciudad que Ana, actriz y bailadora de flamenco, conoce perfectamente porque estudió en ella; también estuvimos en restaurantes para repetir y tuvimos anécdotas que me animan a escribir en mi cuaderno de viaje.
Casas colgadas |
Elegimos el fin de semana después de sus fiestas de san Mateo, que inundan de muchedumbre las calles de un centro histórico mundialmente conocido por su Semana Santa y sus turbas; por su catedral y sus casas colgadas, que están 'amarradas' a la roca calcárea; y por su puente de san Pablo, de 100 metros de longitud y una altura máxima de 60 metros. Es el camino más corto para llegar al casco desde el espléndido parador de turismo y desde la aledaña exposición que está dedicada al artista local Gustavo Torner en una iglesia desacralizada.
Panorámica de Cuenca |
Como no disponíamos de coche, por aquello de la mala alineación de los astros, no tuvimos más remedio que viajar de Toledo a Cuenca en autobús: dos ciudades patrimonio de la humanidad en la misma región, separadas por 180 kilómetros, pero comunicadas un viernes de septiembre por dos únicos servicios, ambos por la tarde. El precio del billete, siempre que compres ida y vuelta, es de 12,4 euros por trayecto. A esta cantidad hay que sumar 1,5 por gastos de gestión, a pesar de que la empresa, Aisa, no hace nada por ti y tú te encargas de tramitar toda la compra. Pero siempre puede ser peor. Para la vuelta, el domingo, tuvimos que conformarnos con el único servicio en todo el día.
El río Júcar y su relajante agua de color verde, a su paso por la ciudad |
Por eso me hace mucha gracia el lema de la Junta de Comunidades que lucen algunos de los autobuses: 'Para moverte mejor, para vivir mejor'. Y se me ha ocurrido proponer al periodista David Centellas que dedique unos minutos de su magnífico programa de viajes por Castilla-La Mancha a cómo moverse por la región utilizando solamente transporte público. Ya te adelanto que, si no tienes coche o usas 'Blablacar', te quedas en casa.
Dormimos dos noches en el piso alquilado de Rodrigo, grande, en una zona ajardinada y tranquila. Siempre me ha llamado la atención la dejadez de caseros que arrendan viviendas para temporadas largas. Piden una barbaridad de dinero por casas que no lo valen -a veces son zulos- y no cuidan las instalaciones para que el inquilino esté contento: simples bombillas en lugar de poner una lámpara decorosa, falta de muebles o de utensilios. ¡No todo vale a la hora de alquilar un inmueble, coño!
Composición homenaje al maestro |
Valoro mucho la comida y la compañía. Por eso, la primera noche de las dos que cenamos en el restaurante Recreo Peral, a orillas del Júcar y su relajante agua verde, me asombró compartir mesa con Javi Cófrex. Es el autor del impactante anuncio de la Semana Santa de Cuenca en 2022, responsable de 'CofrexProduce' y cámara de televisión en un programa del que soy un fiel seguidor, 'Ancha es Castilla-La Mancha'.
Cófrex, que es el apócope profesional de su primer apellido, reveló el sorprendente origen del plano aéreo grabado con un dron que cierra el aclamado vídeo de la Semana Santa. Y conocimos su azarosa vida, hilvanada con numerosas y llamativas costumbres diarias. En pocas palabras, tiene prácticamente todo calculado al segundo y aprovecha el tiempo al máximo.
Nos dejamos aconsejar por él, y fue un acierto. Me relamí con la tortilla de patata con trufa, el ajo arriero y la tarta de queso fluido, como derritiéndose; le dabas una palada con la cuchara sopera y el cuerpo te pedía más... Total, cuatro unidades para cinco como broche final para la amena cena, en la que Cófrex no perdió la sonrisa a pesar de las desaventuras que contó en un restaurante elegante, donde bromeé con Mayka, la responsable de sala.
La catedral |
No fueron nada mal las primeras horas en Cuenca. Antes de llegar al 'Recreo Peral', había descubierto a Gema, la responsable del bar El Vivero y a quien Rodrigo considera su madre conquense por lo bien que siempre se ha portado con él. Gema es de esas personas con las que conectas a la primera, sin preámbulos. Un chispazo a primera vista.
Luis Saiz es otro ejemplo. A primeros de semana, me había enviado un mensaje por WhatsApp al ver en mi estado que iba a visitar Cuenca. Se puso a mi disposición un tipo cuya vida relaté en un artículo hace dos años. Estuvo a un paso de la muerte y superó un terrible accidente de tráfico que lo ha dejado en una silla de ruedas. Ahora dedica gran parte de su tiempo a luchar por un sueño con VivoCuenca, el primer equipo federado de fútbol sala en Cuenca capital.
Luis me telefoneó el sábado por la mañana por si necesitábamos cualquier cosa. En ese momento estábamos visitando el Espacio Torner, un centro de arte contemporáneo dedicado a la obra del artista local Gustavo Torner. Está ubicado en el antiguo templo gótico del convento de san Pablo y a él llegamos subiendo una larguísima cuesta paralela al río Huécar.
He visitado el MoMA de Nueva York, pero estoy pez en arte contemporáneo y a la exposición no le saqué el jugo que otras personas habrán exprimido dentro de un edificio que ya en sí mismo es una auténtica joya. Tanto como el parador de turismo colindante. Recorrer el patio y sus galerías, o sentarse a solas en sus preciosos butacones y sillas -dormir en él ya se me va de precio-, es viajar en el tiempo.
Por curiosidad, indagué para comer en su restaurante, pero sólo se podía pedir a la carta; no había menú. Entonces nos fuimos por donde entramos al maravilloso alojamiento y continuamos la ruta de la mano de Ana y Rodrigo por el puente viga de san Pablo, precioso, estrecho, rectilíneo y singular, que paraliza a personas con miedo a las alturas cuando intentan atravesar a pie el centenar de metros de trazado y con una caída de 60 metros.
No sé si sería por dejar de pensar en lo que tenía bajo mis piernas cuando pisaba las tablas del puente, aunque he llegado a atravesar aristas a 4.000 metros de altura en los Alpes, el caso es que no podía olvidar la estela que había visto, un rato antes, en el paseo paralelo al río Huécar. Está dedicada a Laura del Hoyo y Marina Okarynska, "y en homenaje a todas las víctimas de la violencia", se lee. Laura y Marina fueron asesinadas por Sergio Morate, que fue condenado a 48 años de cárcel por estos crímenes en Cuenca, una ciudad tranquila policialmente.
Laura y Marina fueron asesinadas por Sergio Morate |
Mientras escribía estas líneas, escuchaba con detenimiento el pódcast del programa de viajes del periodista David Centellas. Por esas casualidades de la vida, la sección 'Foto sonora' estaba dedicada a Cuenca. La fotoperiodista de Europa Press Patricia Galiana hablaba de la empinada calle de Alfonso VIII, que los "valientes" recorren a pie camino del casco viejo. Citaba los colores amarillo, rojo o azul que te nublan la vista por la belleza de algunos de sus edificios; tenía palabras para las cuevas y túneles que atraviesan el centro histórico; daba una pincelada de los numerosos miradores, como el de Florencio Cañas, y ensalzaba el amanecer o atardecer que te dejará el síndrome de Stendall a flor de piel.
Paquito, delante de un autobús que cubre la línea Toledo-Cuenca |
El relato de Patricia Galiana me ayudaba a construir mi narración. Y yo recordaba el lugar donde Rodrigo nos llevó a comer el sábado, el bar del Castillo. Lo hizo porque conoce a un camarero 'colchonero' que deja de trabajar cuando juega el Atlético de Madrid; y también tiene un muy buen trato con su dueño, portugués. Es un idioma que 'fala' el bueno de Rodrigo, del que yo disfruté como compañero en ABC en Madrid, en la sección de Multimedia. Él, sin embargo, cuenta que le di mucha lata con los vídeos que los redactores hemos tenido también que aprender a publicar en internet.
Pero Rodrigo, un tipo con don de palabra, me hace dudar a veces: no sé cuándo está de broma y cuándo habla en serio. Afirma que, sobre todo por las noches, saca a pasar sus 'alter ego' cuando quiere vacilar al personal. Le mola el de guía de turismo, y doy fe de ello. Había un grupo de turistas escuchando a su guía cuando a Rodrigo no se le ocurrió otra cosa que decir en voz alta, y convincente, que en un edificio junto a nosotros había estado viviendo Harrison Ford unos meses. Todo el personal se giró inmediatamente para mirarnos como preguntándose si sería verdad lo que había soltado un sujeto con un rostro sacado de una novela de Pérez Reverte o un cuadro del pintor Augusto Ferrer-Dalmau, a quien él ha entrevistado.
Una de las piezas en el Espacio Torner |
No sé si Ferrer-Dalmau ha pasado por Cuenca. Si lo ha hecho, habrá reparado en los famosos 'rascacielos' del barrio de san Martín, para muchos un lugar mágico de esta ciudad, fundada por los árabes. Si Ferrer-Dalmau ha recorrido su casco histórico, se habrá detenido también en la portada de la iglesia de san Salvador, de donde sale la famosa procesión de las turbas. Y, por supuesto, el pintor habrá pasado por la catedral, la pequeña Notre Dame como la llaman, que me encontré abierta, pero no entré. Un guardia civil con una brillante trayectoria, y que está a punto de pasar a la reserva, me escribió horas después para preguntarme precisamente si había tenido la suerte de encontrarme el templo abierto. "A ver si consigues verla por dentro; he estado en cuatro ocasiones y siempre estaba cerrada", me contó.
El río Júcar a su paso por Cuenca |
Volvimos al restaurante Recreo Peral, donde seguro que te sorprenderá, como a nosotros, sus croquetas caseras de jamón. La bechamel es impresionante. No lo digo yo; lo atestigua Marcela, amante de la cocina, donde ella trabaja muy bien la croqueta, la empanada, el pan diariamente o el tiramisú, por citar algunos ejemplos.
Para no hacer lo mismo que la noche del viernes después de cenar -esto es, ir a dormir-, el sábado fuimos a cerrar el día con una copa al pub Bogart, abierto en 1985 según el toldo que tiene colgado a la entrada. Es un lugar agradable, dedicado al actor neoyorquino y donde no faltaron canciones de mi juventud, como la maravillosa 'A quien le importa' de Alaska y Dinarama, que no pasa de moda.
El domingo lo abrochamos inesperadamente con un relato curioso relacionado con la hermosa ciudad de Cuenca y que me lo proporcionó mi querido José Manuel Bretones. A él lo habíamos entrevistado el jueves en 'La crónica negra', la sección que ha cumplido cinco años en antena en Radio Castilla-La Mancha, para hablar del semanario de sucesos 'El Caso'. Se cumplían 25 años de su cierre después de 45 en los quioscos, por lo que Francisco Madinabeitia y un servidor quisimos charlar con el último director de la revista para ver la evolución, o involución, del periodismo de sucesos.
Primeras líneas del relato con el que Bretones ganó el premio |
Tres días después, volví a hablar con Bretones después de felicitarle con un 'watsap' por su último trabajo en 'Diario de Almería', donde cada domingo publica un artículo muy documentado y espléndidamente escrito. Él me respondió desvelándome que el primer premio que obtuvo en un certamen de relatos fue precisamente en Cuenca hace más de 25 años. Bretones no había visitado nunca la ciudad, pero se documentó y escribió 'Cuestión de filosofía', un texto que, "leyéndolo, hoy es mejorable", reconoce. Sin embargo, esa narración le valió un sobre con 25.000 pesetas, que se las fundió con su novia, hoy su esposa. "Entonces era un capitalico", dice con su simpático acento almeriense.
No le adelanté que la magnífica anécdota me serviría probablemente para despedir los apuntes de este último viaje, que cerramos con una comida en el restaurante La Viña, donde tuvimos que refugiarnos inesperadamente de la tormenta que cayó.
Luego subimos al único autobús que hubo el domingo entre Cuenca y Toledo, un pobre servicio para dos ciudades patrimonio de la humanidad que se encuentran en la misma región y que están separadas por 180 kilómetros.
Me hace cosquillas que las autoridades recomienden a la gente de a pie que deje el coche particular y use el transporte público para viajar y hacer turismo. Yo predicaría con más autobuses y mejores horarios para comunicar al menos todas las capitales de provincias entre sí y ciudades importantes como Talavera de la Reina. Ojalá haya más servicios para la próxima visita, porque siempre está bien mirar pa Cuenca.
Instantáneas para una postal
Escuela pública de niñas |
Panorámica desde el casco viejo |
Ana Molina fotografía el Júcar |
El parador de turismo, en primer término |
.
Comentarios
Publicar un comentario