Las manos de Antonio
Antonio muestra sus manos en el bar Manolo de Almerimar |
En Almería se lleva el tapeo con la consumición y pedí unas migas tradicionales de allí, hechas con sémola de trigo y que nada se parecen a las que me curro en casa cada vez que tenemos invitados: con pan de varios días, chorizo, panceta, pimentón de la Vera... El caso es que las elegí para ponerle nota, y esto me dio pie a preguntar en la mesa de al lado, donde estaban Antonio y su hijo, también llamado como su padre.
Antonio hijo recoge pepinos para nuestra caja |
Me fijé en las manos del progenitor, enormes y sucias. La suciedad alcanzaba los antebrazos y le pregunté para saciar mi curiosidad. "De los tomates", contestó. Me aclaró también que la suciedad no era negra, sino verde; y que se limpiaría después de poner las manos y los antebrazos en remojo durante un rato con un producto que se utiliza para blanquear ropa.
Le dije que había estado en el invernadero de Lola Gómez. "La que tiene unas palmeras fuera", le aclaró a su hijo, de 23 años, que se puso a trabajar porque los estudios no iban con él. El chaval asintió y yo añadí que Almería nos parecía, a mi mujer y a mí, una preciosa tierra de contrastes.
La caja de pepinos que los Antonios nos regalaron |
De inmediato, Antonio padre nos preguntó cuándo regresábamos a casa. "Mañana [por el domingo]", respondí al tipo de ojos nobles. "Veniros a nuestro invernadero, que está a dos kilómetros, a por unos pepinos; y cuando volváis a Almería, me llamáis para daros tomates, que ahora no es época", se ofreció.
No me lo pensé dos veces. Terminamos la consumición y nos fuimos tras su coche. Mi mujer volvió a alucinar con lo confiado que soy. No sé si influye mi profesión y el hecho de relacionarme lo mismo con un delincuente que con un abogado, un policía o guardia civil. El caso es que no fueron dos kilómetros, como Antonio había dicho, sino que recorrimos algo más de cinco, después de subir un monte y circular entre invernaderos.
Lola Gómez con su libro 'Regordete y Larguirucho" |
Total, que llegamos al suyo. Mientras su hijo cogía una gran caja de plástico y comenzaba a llenarla de pepinos según los arrancaba de las matas, el padre se fue a buscar calabacines. Menos mal que no encontró, porque el surtido de pepinos fue increíble; yo calculo que más de diez kilos y que los dos Antonios cargaron al alimón en el maletero de nuestro coche. "Vivo en Matagorda y la próxima vez que vengáis por aquí, llamadme", nos pidió el padre.
La influyente Alicia Rivas, durante la visita a Clisol |
Esta vivencia con Antonio y su hijo me cambió el inicio, porque yo tenía pensado otro: contar la experiencia con Lola Gómez Ferrón, empresaria agrícola muy premiada y fundadora de Clisol, especializada en la producción agrícola bajo plástico y en agroturismo. Pero, ante todo, comunicadora. Desde hace 23 años. Me lo demostró en las cuatro horas que disfrutamos con ella en los invernaderos, a los que denominada 'Amazonía protegida'. Es una defensora apasionada de este método de cultivo, que conoce desde niña y por el que tuvo que dejar de ir a la escuela para ayudar en casa, aunque siguió estudiando por la noche y formándose ya de mayor.
Amanece en Roquetas, que no es poco |
Degustación gratuita como colofón a la visita con Lola Gómez en Clisol |
No me dejó pagarle un ejemplar de su libro, que nos firmó y que Marcela dará a conocer en su colegio, tratando de transmitir la dedicatoria que lo abre: "A las gentes del campo y a todos los que aman la Tierra y la Naturaleza".
El Cablé Inglés, un antiguo cargadero de minerales convertido en una pasarela de recreo |
Bretones fue igualmente quien nos recomendó el bar Manolo en Almerimar, un lugar que tienes que visitar; donde tuvimos el maravilloso encuentro casual con Antonio y su vástago, y también charlamos con el dueño del establecimiento hostelero, tocayo mío, sobre lo poco que se conoce Almería en el resto de España.
La dedicatoria de la escritora Carmen Bretones en nuestro ejemplar de 'La memoria compartida' |
Ya me había adelantado que tenía algún regalo para mí, pero nunca me podía imaginar que me entregaría además unas fotografías publicadas por su semanario sobre el asesinato y el entierro de los marqueses de Urquijo en agosto de 1980. Lo hizo en la terraza de la cafetería Colón mientras degustábamos unos chérigan, una de las tapas más famosas de Almería que 'la Landi' se tomaba también en ese mismo local.
En la casa de José Manuel Bretones hojeando crónicas de Margarita Landi |
Y la felicidad fue plena, para un periodista de sucesos como yo, cuando Bretones acompañó las fotografías con dos ejemplares de 'El Caso' de 1954 y me dedicó estas palabras de propia voz: "Sé que sabrás valorar todo esto".
Además de agradecérselo, le contesté que era demasiada casualidad que él me regalase las fotografías sobre el crimen de los marqueses de Urquijo sólo un par de días después de que yo hubiese charlado con un policía nacional que investigó aquel asesinato; y del que hablará en las secciones de crónica negra con las que disfruto en la radio y la televisión de Castilla-La Mancha.
El puerto deportivo de Almerimar |
En la cafetería Colón tuve el placer de volver a saludar a Jerónimo, un camarero que a Bretones le había preguntado días antes cuándo iba a volver a pisar el local. Y al día siguiente conocí también allí a la hermana de José Manuel, Carmen Bretones Martínez, finalista del Premio de Novela Fernando Lara de Planeta con 'La memoria compartida'. Nos regaló un ejemplar y con ella cerré una entrevista en el programa de radio por el punto de crónica negra de la novela.
Yo tenía reciente el programa porque la noche antes participé en él desde la casa de su hermano, José Manuel, que tiene en su despacho una vieja máquina de escribir que me hizo viajar en el tiempo, además de unos tomos de ejemplares encuadernados donde hojee algunos artículos con la firma de Margarita Landi.
Fotografía original sobre el entierro de los marqueses de Urquijo publicada por 'El caso' en 1980 |
Con todo, fue el colofón al primer día en Almería, que había comenzado con una comida en el restaurante La Bellota, donde Nina lo dirige como los buenos toreros: para, templa y manda.
Para dormir, descansamos tres noches en Roquetas de Mar, en el hotel Playasol. A cinco minutos a pie, cenamos magníficamente dos días en el restaurante Patio Salao. Allí charlamos con varios camareros. Recuerdo a Iván, un ucraniano muy simpático, y Claudio, un psicólogo con dotes para la hostelería, que lleva ocho meses en el tajo mientras prepara unas oposiciones sobre lo suyo.
Ejemplares de 'El Caso' de 1954 |
Pero no te creas que fueron los únicos con los que entablamos conversación. José Luis Gómez estaba sentando en una mesa con su pareja, Pablo, y otro matrimonio cuando se levantó de sopetón porque se había atragantado con la bebida. Me interesé por él, al mismo tiempo que su marido se ponía en pie, por si la cosa iba a peor y había que practicarle la maniobra de Heimlich. No fue necesario.
"Os recomiendo el chiringuito El Nido, en la playa de Roquetas, y decid que vais de parte de Pablo y Gómez", terció Pablo después, antes de que José Luis nos diera una tarjeta con su teléfono por si necesitábamos cualquier cosa.
Estampa de playa en Roquetas de Mar |
Puerto de Almerimar, que fue muy frecuentado por Juan de Borbón |
A lo que iba. Que a Primitiva le pregunté qué tenía que ver con Daimiel y nos contó su relación familiar con esta población ciudadrealeña, además de desvelarnos que un amigo de su hermano, muerto recientemente, estaba cenando con ellos porque no quería perder el contacto tras el fallecimiento. "La gente tiene historias preciosas", le dije a mi mujer después.
Luego Primitiva nos facilitó su número de teléfono por si íbamos a Laujar del Andarax, "la capital histórica de la Alpujarra", nos apuntó después José Manuel, un pozo de sabiduría.
Aquí estuvo la redacción de 'El Caso' |
Toma nota, Bretones: a lo mejor regresamos por Navidad, como el turrón.
Gracias por mencionarme. Fantástico relato viajero por esta tierra maravillosa que es Almería
ResponderEliminarSin tu bagaje, este relato hubiera estado muy cojo. Tu experiencia es un grado.
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